La historia comenzó con Bill Kaplan, un joven estudiante que decidió postergar su ingreso a Harvard para probar suerte en el mundo de las apuestas. Su fascinación por la estrategia del juego lo llevó a perfeccionar su habilidad en el conteo de cartas, convirtiendo $1,000 en $35,000 en menos de un año. Su éxito no pasó desapercibido y, al ingresar al MIT, despertó el interés de otros estudiantes con la misma pasión por el Blackjack.

A finales de la década de 1970, Kaplan y su equipo comenzaron a desarrollar un sistema basado en cálculos matemáticos para aumentar sus probabilidades de ganar en el Blackjack. En poco tiempo, lograron afinar una estrategia con la que podían reducir la ventaja de la casa y aumentar sus ganancias considerablemente.